Psicología política: ese es el tema de esta serie de 5 artículos que comienza con The Truman Show, continúa con El cerebro es la caja negra de la política, prosigue con El 2 % de tu cuerpo decide a quién votas y avanza con Marketing político y psicología.
Ahora llegamos al artículo final de esta serie introductoria a la psicología política.
Todas las campañas pierden (menos una)
Juan Votante va y vota. Simple. Después mira por televisión los resultados. Ve los números, los comentarios, las anécdotas y tal vez hasta los primeros análisis. Y punto. No es que “vuelva a su vida” porque nunca se fue de ella. Simplemente sigue viviendo. Y cambia de canal.
Mientras Juan Votante cambia de canal, el universo político sigue girando.
Las campañas electorales están condenadas a la derrota.
Siempre.
En todos los países y en todos los tiempos. Por definición.
Todos pierden menos uno.
¿Qué logra hacer ese uno victorioso que lo diferencia de los muchos derrotados? Conectar mejor que los demás con la psicología política de los votantes.
Parafraseando a James Carville:”It’s the psychology, stupid!”. Por eso tenemos que viajar al fondo del cerebro del votante.
Porque votar es relativamente simple. Lo complejo es el cerebro humano.
10 pistas acerca del funcionamiento del cerebro político
¿Cómo funciona el cerebro del votante?
La respuesta no cabe en un artículo y demandaría por lo menos un libro. Pero sí podemos señalar algunas pistas relevantes:
1. El cerebro obtiene información del ambiente. Dicha información procede básicamente de 3 fuentes diferentes: la propia experiencia de vida de la persona, las redes sociales que integra y los medios de comunicación.
2. Estas 3 fuentes no solo reciben información sino que además la filtran y la modelan, haciendo que la información recibida por el cerebro del votante sea diferente a la información emitida por el político.
3. Los órganos de los sentidos son las vías de ingreso de la información. La vía visual es la más significativa y la de mayor contundencia informativa. En segundo lugar está la vía auditiva.
4. La tarea de obtener y procesar información política no es prioritaria para el cerebro, ocupado en otras tareas que son primordiales para la sobrevivencia.
5. La motivación es un factor clave para que la obtención de información política ascienda en la lista de prioridades del cerebro. Y los factores emocionales son decisivos a la hora de fortalecer dicha motivación.
6. El cerebro tiene 2 estrategias básicas de búsqueda de la información política. Una es la focalización sucesiva sobre la totalidad de los atributos de cada uno de los candidatos, y la otra es la comparación entre todos los candidatos en base a cada atributo de los mismos.
7. El cerebro decodifica la información así obtenida, y lo hace siguiendo el mapa de la realidad construído por cada persona.
8. El cerebro produce juicios acerca de los candidatos politicos. Dispone para ello de 2 mecanismos diferentes: el procesamiento online de la información encontrada y el procesamiento basado en la memoria. En el primer caso almacena juicios y ante cada nueva información actualiza los mismos. En el segundo caso almacena informaciones, las acumula y recién después produce los juicios.
9. El cerebro produce una decisión primaria de voto que se deriva de los juicios establecidos acerca de los candidatos. Esta decisión primaria está intensamente teñida de factores emocionales, buena parte de ellos de carácter inconsciente.
10. La decisión de voto se efectiviza luego de someter dicha decisión primaria al triple filtro de la experiencia de vida, las redes sociales y los medios de comunicación. Si sobrevive al filtrado, la decisión se afianza. Si no lo hace, prosigue el trabajo de elaboración.
Son solo pistas. El fondo del cerebro del votante está más allá, más lejos, más al fondo.
Pero lo importante es navegar.
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