Votar es simple.
Por lo menos eso parece.
Y si es así, ¿para qué necesitamos la psicología política?
En fin, ya veremos…
La historia es así: Juan Votante llega a su lugar de votación. Espera que le llegue su turno. Presenta su documentación ante la autoridad electoral. Ingresa al cuarto secreto. Vota. Luego deposita su voto en la urna. Y se marcha a su casa.
Juan Votante ya votó. En pocos minutos decidió quién será el próximo Presidente. El próximo Alcalde. El próximo Gobernador. Los nuevos legisladores.
Un acto simple, por cierto. O tal vez no tanto.
The Truman Show
Truman es un hombre común. Por lo menos así lo parece. Se levanta cada mañana, desayuna y va a trabajar. Tiene sus amigos, sus opiniones, sus problemas. Tiene su pasado y también muchos proyectos de futuro. Sueña con una chica, claro. Y vuelve a casa cada tarde, saludando a sus conocidos y muy dispuesto a cenar y mirar televisión.
Una vida común.
Lo que Truman no sabe es que su vida entera es en realidad un show de televisión. Todo a su alrededor es un mundo de utilería: actores, extras, escenografías y efectos especiales. Y cámaras de televisión por todas partes, registrando cada uno de sus movimientos y cada una de sus palabras.
Absortos ante la pantalla del televisor, millones de personas miran cada noche la vida de Truman.
Claro que esos millones de telespectadores, al igual que Truman, son personajes de cine. La película se llama The Truman Show y cada tanto reaparece en los canales de televisión por cable.
Es posible que Juan Votante haya visto The Truman Show. Un rato entretenido, olvidando los problemas y la rutina diaria. Alguna sonrisa al descubrir un giro ingenioso en la trama. Todo eso es posible.
Lo imposible es que Juan Votante supiera que se estaba viendo al espejo.
Mirando votar a Juan Votante
El cuarto secreto es secreto. Y para muchos es más opaco aún: es el cuarto oscuro.
Pues bien: volvamos a una escena anterior. Juan Votante dentro del oscuro cuarto secreto. Solo consigo mismo. Aparte del resto de la humanidad, aunque sea solo por un instante. Votando.
Pero Juan Votante no ve que las 4 paredes del cuarto secreto son paredes de cristal. Paredes transparentes. Y del otro lado, sentados en círculo alrededor suyo, varios desconocidos observan cómo vota.
Periodistas. Politólogos. Sociólogos. Profesores. Políticos. Gobernantes. Psicólogos. Publicistas. Economistas. Jefes de campaña. Estrategas. Analistas. Especialistas en marketing político. Directores de comunicación. Jefes de Relaciones Públicas.
Sentados en la penumbra mirando votar a Juan Votante. No sólo para saber a quién vota, sino principalmente para saber cómo y por qué lo hace. Lo que buscan es descubrir los secretos más íntimos de su psicología política. ¿Para qué? Para transformarlos luego en marketing político y comunicación política persuasiva.
¿Lo lograrán? Lee la segunda parte de esta historia en El cerebro es la caja negra de la política…