Un pequeño pueblo en el interior de los Estados Unidos.
Sus habitantes fueron víctimas de unos experimentos militares clandestinos que los transformaron en horribles mutantes. Las mutaciones de sus cuerpos son tan terribles que el solo verlos supone una experiencia traumática. Hasta para ellos mismos.
¿Cómo vivir con esa realidad?
La ciencia encontró una salida. Desde entonces hay unas antenas especiales en el pueblo. Unas antenas que irradian una onda electromagnética por todo el pueblo y sus alrededores. Una onda que estimula el nervio óptico y que logra…¡que todo el que mira a aquellos deformes mutantes no los vea tal cual son sino que los vea ‘normales’ y sin deformidades!
No es una historia real, claro. Es un capítulo de la segunda temporada de la serie ‘Fringe’. Los fans de la serie seguramente recuerdan aquella extraña sensación: los mutantes percibidos sin ninguna deformidad.
O sea: la mirada que no refleja lo real sino otra cosa. La mirada que ve algo que no está en la realidad sino en ella misma, en la propia mirada.
Y esta historia revela una verdad inmensa: la percepción no es idéntica a la realidad. Porque la percepción humana es una forma de representarse la realidad. Una manera de formarse un mapa de esa realidad. Un mapa que depende de varios factores:
• los diversos y muchas veces contradictorios y muchas veces ambiguos estímulos que provienen de la realidad exterior
• las condiciones específicas presentes en el momento de la percepción, desde la luz y el ángulo de visión hasta el movimiento del observador y de lo observado
• las características de los órganos de los sentidos, su agudeza, los matices que detectan, su ceguera para algunos aspectos, el mayor o menor predominio de algunos sistemas sensoriales sobre los otros…
• la interpretación que hace el cerebro de todos los datos parciales recibidos
• la influencia de las situaciones emocionales, la personalidad, la memoria, las fantasías, los deseos y toda una compleja red de variables psicológicas
El mapa así producido es la percepción. Una percepción que es diferente de la realidad. Una y otra no constituyen un solo y único mundo. Percepción y realidad son 2 mundos diferentes que se unen y se separan entre sí con unos bordes imprecisos y difíciles de determinar.
Si hablamos de política, lo que impulsa las opiniones y las decisiones del ciudadano no es la realidad misma sino la percepción que se ha formado de ella.
La percepción del ciudadano. Allí está la clave.