El electorado de centro fue abordado con estrategias diferentes por las campañas electorales de José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy durante las elecciones españolas de marzo de 2008.
Las campañas de Rajoy (Partido Popular) y de Zapatero (Partido Socialista Obrero Español) interpretaron de modo diverso la psicología política de los españoles. Más allá del triunfo del PSOE es interesante repasar dos alternativas estratégicas que bien pueden tenerse en cuenta a la hora de planificar una campaña electoral en cualquier lugar del mundo.
Partido Popular: el gambito del centro
En ajedrez se le llama gambito a un movimiento fuerte que sacrifica alguna pieza con el objetivo de ganar alguna importante posición que termine dándole superioridad en el tablero.
En esa línea de razonamiento veo lo que denomino como el gambito del centro, una estrategia de alto riesgo y muy audaz que llevó adelante el Partido Popular.
Consistió, lisa y llanamente, en entregar al PSOE el electorado de centro.
¿Cómo se lo entregó? Adoptando posiciones netas y claras de derecha (en la propuesta política, en la crispación contra los socialistas, en la dureza contra los nacionalismos, en la exclusión de Ruiz Gallardón, en el fichaje de Manuel Pizarro, en las señales de autoridad de Rajoy, en los temas de su agenda electoral y en general en su comunicación electoral.
¿Por qué entregar al adversario ese siempre codiciado electorado de centro?
- Porque el Partido Popular (PP) se jugaba a que de todos modos mantendría íntegro su electorado, considerando que es la única expresión política válida para los ciudadanos con opiniones que van del centro a la derecha. O sea que contaba con que ni siquiera sus simpatizantes débiles se alejarían porque no tenían otra opción a la cual recurrir.
- Porque el PP apostaba a que la radicalización del debate político no fortalecería las posiciones centristas sino que aglutinaría votos en los extremos. O sea que contaba con un creciente número de ciudadanos crispados contra el propio PP, tan crispados que se podían volcar por opciones fuera del PSOE (hacia la izquierda de IU y hacia el nacionalismo de las formaciones regionales).
- Porque el PP le ofrecía al PSOE la opción fácil de ubicarse en el centro, lo cual podría fortalecer la opinión de que los socialistas son débiles en sus posiciones contra los populares (incrementando la tendencia señalada en el punto anterior).
- Porque el PP suponía que algunos sectores centristas que en otras ocasiones votaron al PSOE sin demasiado entusiasmo pueden abandonarlo, temerosos ante la eventualidad de una crisis económica. Podrían optar por alternativas fuertes, firmes, claras y decididas como la del PP y votar con su bolsillo, o elegir la máxima cautela de no ir a votar.
Con el gambito del centro el PP se expuso, salió a la descubierta y se situó en la línea de fuego. Buscó acerar a su electorado y moverlo en una verdadera cruzada de todo el mapa conservador contra “los rojos”. Y buscó provocar fugas del PSOE por los vértices del nacionalismo y del izquierdismo, y tal vez hasta del centro mismo que abandonaba.
Partido Socialista: el centro del tablero
El PSOE jugó, precisamente, a valorizar el centro político que el PP le entregaba. Su campaña se basó en un buen balance de su gestión de gobierno (“Con Z de Zapatero”), una apelación al ciudadano de talante tranquilo y bienhumorado (“La mirada positiva”) y una propuesta de confianza en el futuro (“Motivos para creer”).
Zapatero ocupó tranquilamente el centro del tablero y señaló hacia los “extremos” de la derecha, los nacionalismos y en menor medida la izquierda, diciendo que era desde esos extremos que surgían las tensiones negativas.
¿Por qué apeló al electorado de centro?
- Porque contaba con la adhesión del núcleo duro que vota a los socialistas en toda circunstancia.
- Porque dirigió su campaña a los simpatizantes débiles que ya le han dado el triunfo en otras elecciones.
- Porque pretendió usar el temor al fantasma derechista del PP como motivador de una importante concurrencia electoral que lo beneficiara.
- Porque también desde el centro creía poder bloquear las fugas hacia la izquierda y hacia los nacionalismos, ubicándose de algún modo como la izquierda posible y realista que al mismo tiempo abriría mayores posibilidades reales a los nacionalismos.
- Porque se jugó a que había más españoles que se ubican del centro hacia la izquierda que hacia la derecha.
Insisto: más allá de que en este caso puntual haya triunfado una de las opciones, la estrategia a seguir hacia el electorado de centro es una línea altamente relevante de toda campaña electoral.