Oscar Washington Tabárez se convirtió en un nombre, un rostro y un estilo conocido por millones de seguidores del Campeonato Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010.
Director Técnico de la sorprendente selección de Uruguay, logró ubicar a su equipo entre los mejores del mundo y simultáneamente se ganó el respeto de todos. El perfil del Maestro Tabárez es simple y fácil de recordar: maestro de escuela primaria, inteligente, estudioso, respetuoso de los rivales y de la prensa, sensato en sus declaraciones y con una actitud de permanente humildad y modestia.
Tabárez y la comunicación política
Si analizamos las acciones y las declaraciones de Tabárez durante el Campeonato Mundial de Fútbol podemos extraer algunas lecciones de gran importancia no solo para el fútbol sino para la estrategia y la comunicación política.
Veamos algunas de estas lecciones:
- Moderación en el triunfo. No te vanaglories, no te pavonees, no presumas de tus éxitos ni de tus virtudes. Recuerda que las personas rechazan a quienes van por el mundo exhibiendo su plumaje y cantando alabanzas a sus propios logros.
- Moderación en la derrota. No te hundas ante tus derrotas ni te sientas destruído por ellas. Tampoco las ignores ni escondas la cabeza dentro de un agujero. Míralas cara a cara, con pesar pero con dignidad, sabiendo que en el fútbol, en la política y en la vida siempre se pierde y siempre se gana.
- Respeta a tus adversarios. Estúdialos. Comprende cómo son y cómo actúan. Descubre sus procedimientos, sus puntos fuertes y sus debilidades. Y cuando te refieras a ellos es mejor que lo hagas con corrección y respeto. La gente no suele votar gallos de riña.
- Realiza autocrítica con naturalidad. Todos nos equivocamos, todos cometemos errores (aunque algunos no lo sepan). Asume esos errores con tranquilidad y valentía. Sin flagelarte, pero sabiendo que quienes te escuchan no son tontos.
- Confía en tus propias fuerzas. Hasta el candidato más inesperado puede dar una sorpresa. Para ello debes trabajar mucho y con mucha coherencia. Debes luchar metro a metro en cada rincón del escenario político. Debes pelear cada voto como si fuera el último o el más importante de todos. Debes insistir con fuerza hasta el último minuto.
- Trabaja en equipo. Un partido político, como un equipo de fútbol, no es la suma de las individualidades que presenta. Es una organización, una estructura colectiva, un modo de funcionar, un sistema, un conjunto de engranajes. Recuerda que el individualismo mesiánico siempre termina perdiendo.
- Trabaja con objetivos claros. Confía en el tiempo, en los procesos, en ir superando obstáculos uno por uno. Como canta el también uruguayo Alfredo Zitarroza: “No hay revoluciones tempranas, crecen desde el pie”. Un objetivo después del otro, con tiempo y con realismo. Todo crece desde abajo, desde el pie, paso a paso. Nada ocurre de la noche a la mañana.
- Estudia. Aprende. Conoce la realidad. No eres un showman. No eres un presentador de espectáculos de carnaval. No eres un animador de fiestas infantiles. No estás allí para divertir ni para entretener al público. La gente te ha confiado otra misión y debes cumplirla con seriedad, con esmero y con mucho estudio.
- Intenta hacer más y decir menos. Nadie te votará para escucharte hablar sino para que hagas, para que cumplas funciones importantes. Te votarán para que dirijas el gobierno de tu país o de tu ciudad, o para que legisles. Para que hagas las cosas bien, no para que hables bonito.
- Abre tu cabeza. Mira a tu alrededor. Incorpora tecnología, incorpora gente valiosa, adopta nuevos procedimientos. Mientras los necios creen que lo saben todo y se encierran frente al espejo, los inteligentes saben que pueden descubrir algo nuevo cada día.
- Dale valor a tus raíces. Respeta tu historia, tus antecedentes y la trayectoria de tu partido y de tu país. Refresca tus raíces pero no las cortes. Recuerda que un árbol sin raíces es pura fachada y se cae con facilidad.
Son lecciones del Maestro Tabárez. Lecciones futbolísticas pero de gran impacto cuando se aplican a la comunicación política.