El escritor alemán Günter Grass fue Premio Nobel de Literatura en 1999. Cuando el Canciller Helmut Schmidt del Partido Social Demócrata se postuló a la reelección, Grass lo apoyó aún sin ser afiliado a su partido.
Y recorrió los lugares más conflictivos de Alemania, los de mayor riesgo para la campaña electoral de Schmidt. Los lugares donde podía encontrarse con las asambleas más ácidas, más duras, más críticas. Allí fue a dar sus argumentos para la reelección.
En la boca del lobo
El ex Presidente uruguayo Julio María Sanguinetti recorrió Alemania junto con Günter Grass en aquella campaña por la reelección del Canciller Schmidt. Y lo cuenta en una columna del diario El País de Montevideo de octubre de 2009.
Sanguinetti se detiene especialmente a contar una intervención del Premio Nobel en una gran asamblea universitaria.
Y relata su eje argumental.
Allí, en medio de la polémica.
En la boca del lobo.
¿Qué decía el escritor alemán?
1. Que al levantarse por las mañanas y mirar su cara al espejo no le gustaba lo que veía.
2. Que escribía entre 8 y 10 horas diarias y que al final del día apenas rescataba como aprovechable el 10 % de lo escrito.
3. Que por la noche se reunía con sus amigos y al discutir con ellos concordaba en algunas cosas pero discrepaba en muchas.
4. Y remataba de un modo memorable: “Entonces…si no puedo estar totalmente de acuerdo ni con mi cara, ni con lo que escribo ni con mis amigos…¿cómo ustedes pueden pedir estar 100 % de acuerdo con un partido político?”
5. Como conclusión Gunter Grass explicaba que a lo único que aspiraba era a tener ciertas garantías de una actuación seria y razonable por parte del candidato.
El Canciller Helmut Schmidt fue reelegido.
La crítica omnipresente
Es cierto lo que dice Günter Grass. Nadie está completamente de acuerdo ni siquiera con su propia cara.
¿Completa, total y absolutamente?
Nones.
Ni con la totalidad de su trabajo, ni con todas las opiniones de sus amigos y familiares.
Es la naturaleza humana.
Somos críticos, díscolos, rebeldes, inconformistas. Aprendemos a decir NO antes que a decir SÍ. En buena hora, porque de no ser así todavía estaríamos dibujando bisontes al interior de alguna cueva oscura.
¿Quién podría, entonces, estar 100 % de acuerdo con un candidato a Presidente, a Alcalde, a Gobernador o a Legislador?
La administración de la crítica
Administrar esa crítica omnipresente pasa a ser, viendo las cosas desde este ángulo, un elemento crucial en toda campaña electoral.
Nota: debe advertirse que donde dice administrar debe decir exactamente eso. Administrar la crítica. No negarla ni perseguirla ni extirparla ni confrontarla a cada paso.
Ahora bien: ¿qué es administrar la crítica en una campaña electoral?
Aceptar con naturalidad su existencia, sin enojos ni desesperaciones.
Responder las principales objeciones de un modo razonable (dando garantías).
No reclamar ni pretender una adhesión al 100 % de la propuesta política como si de un inmenso e indivisible bloque de granito se tratara.
Focalizar la campaña en unos pocos puntos clave, en unas pocas ideas fuerza.
¿Simple? Sí.
Eso es bueno.
(aunque no sea tan fácil de hacer).