¿Te imaginas al diablo con un abogado defensor?
Míralo. Allí está.
Olor a azufre. Humo. Llamas de color naranja casi rojo. Fuego crepitando.
Es el despacho del abogado del diablo.
El Doctor en Derecho que se quema los sesos y las pestañas buscando argumentos jurídicos para defender al non sancto Diablo.
La imagen ilustra, en el folklore popular, al defensor de causas perdidas. Al defensor de lo indefendible. Al que encuentra argumentos que van contra la corriente.
El equipo político y esa impertinente persona que siempre va contra la corriente
Piensa ahora en un equipo político.
Equipo de gobierno.
O equipo de campaña electoral.
O equipo dirigente de un partido político.
Se reúnen. Analizan un tema. La mayoría va en una dirección.
Pero surge la voz de esa persona que está en contra.
El abogado del diablo.
El que siempre va en contra de la corriente.
El que tantas veces irrita a los demás. Por eso mismo: porque va en dirección contraria a la opinión general.
¿Será conveniente que todos sigan la corriente general del equipo político?
No.
Por lo menos no en todo momento.
Porque si siempre y en todo momento la totalidad de las opiniones se alinean en una sola dirección…pues el equipo pierde la oportunidad de evitar riesgos, de achicar errores, de aprovechar oportunidades y de descubrir caminos nuevos.
Por lo tanto corre el riesgo de persistir una y otra vez en el mismo error.
El abogado del diablo entra en escena
Supongamos que eres el jefe o coordinador de un equipo político.
Y que están analizando un tema importante.
Y que la mayoría parece coincidir en un mismo lineamiento.
¿Sabes qué es lo mejor que puedes hacer?
1. No te apresures a dar tu opinión. Escucha.
2. Intenta detectar a un miembro del equipo que parezca no estar muy de acuerdo con la mayoría.
3. Pídele que argumente en contra, y que lo haga con seriedad y entusiasmo.
4. No permitas que la mayoría lo aplaste por su número. Intenta que lo escuchen.
5. Fomenta el diálogo considerando cuidadosamente tanto los argumentos de la mayoría como los del abogado del diablo que detectaste.
6. Opina recién después de ese intercambio.
7. Al final sí, es hora de una decisión que cierre el tema. Podrá ser la de la mayoría o no. Y si lo es de todos modos será una decisión enriquecida por el abogado del diablo.
Decisiones fuertes o decisiones débiles
Algunas decisiones son débiles, frágiles y con grandes márgenes de error.
En cambio otras decisiones son fuertes, firmes y con las espaldas cubiertas.
Yo sé que el abogado del diablo puede ser impertinente y a veces hasta insoportable. Pero es imprescindible.
Porque su presencia hace que las decisiones sean mejores y más fuertes.